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Los microservicios son un estilo arquitectónico en el que las aplicaciones de software grandes y complejas se componen de uno o más servicios más pequeños. Cada servicio es responsable de una función específica y se ejecuta en su propio proceso. Estos servicios se comunican entre sí a través de una red, generalmente mediante un protocolo ligero e independiente del idioma, como HTTP.
Los beneficios de usar microservicios incluyen modularidad, escalabilidad y disponibilidad mejoradas. Además, los microservicios permiten que diferentes partes de una aplicación se desarrollen e implementen de forma independiente.
Sin embargo, existen algunos desafíos que surgen con el uso de microservicios. Estos incluyen una mayor complejidad, dificultad en la depuración y la necesidad de una mayor comunicación entre servicios.
Los contenedores y las micro VM son dos tecnologías que se pueden utilizar para superar algunos de los desafíos asociados con los microservicios.
Los contenedores son un tipo de virtualización que permite el aislamiento de aplicaciones y sus dependencias. Esto significa que cada aplicación puede ejecutarse en su propio contenedor sin afectar a otras aplicaciones.
Las micro VM son incluso más pequeñas que los contenedores, lo que permite un mayor aislamiento de las aplicaciones. Además, las micro VM se pueden usar para ejecutar múltiples aplicaciones en la misma máquina física.
Tanto los contenedores como las micro VM tienen sus pros y sus contras, y la decisión de cuál usar dependerá de las necesidades específicas de la aplicación.
-Mayor complejidad