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Un ataque de denegación de servicio (DoS) es un tipo de ataque cibernético que está diseñado para hacer que una computadora o recurso de red no esté disponible para sus usuarios previstos. Por lo general, se logra inundando el sistema de destino con grandes cantidades de tráfico, abrumando su capacidad para responder a solicitudes legítimas.
Un ataque de denegación de servicio es un ataque a la disponibilidad de una computadora o recurso de red. El objetivo del atacante es hacer que el recurso no esté disponible para los usuarios previstos. Esto se puede lograr inundando el sistema de destino con grandes cantidades de tráfico, a menudo de múltiples fuentes, para abrumar su capacidad de responder a solicitudes legítimas.
Los ataques DoS pueden dirigirse a cualquier tipo de computadora o recurso de red, como sitios web, aplicaciones web, servidores de correo o incluso computadoras individuales. El atacante también puede usar una variedad de técnicas para generar el tráfico, como enviar grandes cantidades de datos, enviar solicitudes repetidas o explotar vulnerabilidades en el sistema de destino.
Los ataques DoS pueden ser difíciles de defender porque a menudo se distribuyen y son difíciles de rastrear. Sin embargo, hay una serie de medidas que se pueden tomar para ayudar a mitigar el riesgo de un ataque DoS, como limitar la cantidad de solicitudes que un sistema puede procesar a la vez, implementar una limitación de velocidad o usar una denegación distribuida. servicio de protección de servicios.
El primer ataque DoS conocido se lanzó en 1974, cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Wisconsin-Madison lanzó un ataque contra un sistema informático en la Universidad de California, Los Ángeles. El ataque se realizó mediante el envío de un flujo continuo de datos al sistema, lo que eventualmente provocó que colapsara.
Desde entonces, los ataques DoS se han vuelto cada vez más comunes y sofisticados. A finales de los 90 y principios de los 2000, los ataques DoS se convirtieron en una herramienta popular para los piratas informáticos, ya que eran relativamente fáciles de ejecutar y difíciles de rastrear. El auge de las botnets, que son redes de computadoras que pueden usarse para lanzar ataques coordinados, ha hecho que los ataques DoS sean aún más poderosos y difíciles de defender.
Los ataques DoS se pueden clasificar en dos categorías principales:
Un ejemplo de un ataque DoS es un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS). En un ataque DDoS, el atacante usa una botnet (una red de computadoras comprometidas) para lanzar un ataque coordinado contra el sistema de destino. El atacante envía grandes cantidades de datos o solicitudes al sistema de destino desde múltiples fuentes, con el fin de abrumar su capacidad de respuesta.
La principal ventaja de un ataque DoS es que puede ser difícil de rastrear y defenderse. El atacante puede usar múltiples fuentes para lanzar el ataque, lo que dificulta la identificación de la fuente. Además, el atacante puede usar una variedad de técnicas para generar el tráfico, lo que dificulta su filtrado.
Sin embargo, los ataques DoS también pueden tener importantes inconvenientes. Por ejemplo, pueden ser costosos de lanzar y mantener, y también pueden ser difíciles de orientar con precisión. Además, los ataques DoS pueden tener consecuencias no deseadas, como interrumpir el tráfico o los servicios legítimos.
Los ataques DoS pueden ser controvertidos porque pueden usarse para atacar sitios web o servicios legítimos. Por ejemplo, en 2000, un grupo de piratas informáticos lanzó un ataque DoS coordinado contra varios sitios web importantes, incluidos Yahoo!, eBay y Amazon. El ataque causó una interrupción significativa en estos sitios y resultó en una pérdida de ingresos de millones de dólares.
Los ataques DoS están relacionados con otros tipos de ataques cibernéticos, como los ataques DDoS, que implican el uso de una botnet para lanzar un ataque coordinado contra un sistema objetivo. Además, los ataques DoS están relacionados con las medidas de seguridad de la red, como la limitación de velocidad, que pueden ayudar a mitigar el riesgo de un ataque DoS.
Los ataques DoS pueden ser una herramienta poderosa para los atacantes, ya que puede ser difícil defenderse de ellos. Sin embargo, también pueden tener graves consecuencias, ya que pueden interrumpir los servicios legítimos y causar importantes pérdidas financieras. Como tal, es importante tomar medidas para protegerse contra ataques DoS, como implementar límites de velocidad o usar un servicio de protección de denegación de servicio distribuido.